Tenía unos 12 años y el mejor plan de un fin de semana, era meterme al ropero de mi abuela para armar mi propio mundo con sus prendas, crear estilos, reinventar modas... Ese ropero se convertía en un lugar de inagotables oportunidades.

 

Me encantaba repensar todos sus vestidos, cada uno de ellos. Me los ponía y jugaba a transformarlos, los combinaba con diferentes accesorios, sin querer les iba dando una nueva vida, y empezaban a escribir su siguiente capítulo de mi mano.

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Luego siendo más grande, era un planazo salir de feria con mi mamá y encontrar en un perchero perdido una prenda única e irrepetible. Era el mejor premio a las largas búsquedas que hacíamos a la par. Sin pensarlo, las vueltas de la vida nos trajeron juntas, ahora también como socias, hasta donde estamos hoy.

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Ya siendo adulta, me pregunté por el porqué de mi fascinación, qué era lo que hacía que las ferias, la moda circular, el vintage, el second hand o como a cada uno le guste nombrarlo, me volviesen loca...

 

Un día encontré la respuesta, y debo ser justa y decir que no fue por mi misma. Fue por una de ustedes, que entró a nuestro amado local y me dijo: 

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 -¿Sabés por qué me encantan las ferias? Porque son lúdicas.-

 

¿Lúdicas? pensé, y eso me interpeló. Entendí al fin, todo mi proceso interno: lo que me divierte, es esa búsqueda infinita, lo que me alegra es ese hallazgo único...

 

Hoy, todos los que conformamos este mundo circular, te invitamos a ser parte, a romper con los prejuicios y a sumarte a un estilo de moda que promete ser sustentable, creativo y sobre todo ¡divertido!